Algo que caracteriza a los perros es la lealtad que muestran hacia sus dueños.
Os dejamos algunas historias en las que el perro permaneció al lado de su dueño incluso después de que este haya muerto.
-Quizás el caso más conocido sea el de Hachiko, cuya historia tiene una versión cinematográfica, un perro de raza Akita inu nacido en 1923. Su dueño, un profesor de agricultura llamado Hidesamuro Ueno, lo llevaría hasta Tokio donde Hachiko iría todas las noches hasta la estación de trenes de Shibuya para recibir a su dueño cuando éste llegaba del trabajo. Por desgracia Ueno fallece en 1925 y nunca es llevado de vuelta a su casa, por lo que Hachiko queda abandonado en las calles. Sin embargo, durante 11 años volvería fielmente todas las noches a la estación de trenes, exactamente a la misma hora a la que llegaba el tren que solía tomar su dueño para buscarle. Hasta que después de muchos años Hachiko falleció. Como curiosidad cabe mencionar que hay una estatua en Japón en honor a Hachiko.
-En España hay una historia similar: la historia de Canelo (1990), cuando su amo ingresó por última vez en el centro sanitario para someterse a una diálisis. Esa mañana los dos amigos se despidieron como de costumbre, con un “espérame aquí, compañero”, una frase que explica la vida de Canelo a partir de ese momento. Ese día algo salió mal y su dueño nunca volvió a reencontrarse con su perro. Así que, tal como le dijo al entrar, le esperó, y lo hizo durante 12 años, día tras día, con viento, lluvia, frío o calor. En su honor el ayuntamiento de Cádiz colocó una placa de bronce.
-Bobby Bobby, un perro de raza Skye Terrier, fue el mejor amigo del policía John Gray hasta su muerte por tuberculosis en 1858. Después de que su dueño fuera enterrado en el Cementerio Greyfriars, Bobby no se movió del lado de su tumba nunca más. Durante los 14 años siguientes Bobby permaneció junto a su amo mientras los habitantes de la ciudad se encariñaban con él y le llevaban alimentos. En 1872 Bobby falleció y por fin descansó en paz junto a la tumba de su querido dueño. Bobby se convirtió en un héroe para los ciudadanos de Edimburgo y hoy en día se puede contemplar su imagen en una estatua situada al sur del Puente George IV, visitar su tumba en el Cementerio de Greyfriars, ver su plato y su collar en el Museo de Edimburgo.
-En un pueblo italiano a finales de la década de 1930 había un joven llamado Luigi quien adoptó y crió un perro mestizo al que llamó "Fido". Cada mañana Fido acompañaba a su amo a la estación de ferrocarril. Al igual que Hachiko, Fido esperaba a su dueño cada tarde al volver del trabajo. Hasta que un día Luigi fue reclutado en el ejército y enviado al frente ruso en 1943. Pero el perro seguía presentándose puntualmente todas las tardes en la estación del tren. Sin embargo, su dueño nunca regresó ya que falleció en la Segunda Guerra Mundial. Con los años, Fido tenía dificultades para desplazarse por su avanzada edad pero a pesar de esto seguía yendo a la estación de trenes cada día hasta que una tarde de invierno falleció. Fido, al igual que los otros perros de esta entrada, también tiene una estatua en Italia en su honor.